Sobre la ola del cambio

El año se acaba y empieza uno nuevo. Literalmente es una convención que tenemos los occidentales en el que necesitamos medir el tiempo y ponerle nombre al paso de los días. Los años se nombran con números y este ha sido "eldosmiltrece". En letras el número después del dos mil parece menos estremecedor, número de la mala suerte según el común de la gente, por otra parte número cabalístico por excelencia, número del cambio y la transformación.

Miramos atrás este año pasado con el ánimo de la revisión de todo lo realizado. Aunque el fin del año sea una convención es igualmente un buen punto en el tiempo para hacer valoración y para abrir nuevos propósitos. Cerramos en Innodus un año muy interesante y abrimos otro que lo va a ser aún más. El pulso del mundo y de su capacidad de mutación son nuestra bandera y estímulo.

Los nuevos propósitos son abrirnos a nuevos territorios tecnológicos, colaborativos y estructurales que llevamos tiempo preparando. Desde la base del contacto humano ofreceremos nuevas opciones a nuestros clientes para que todos juntos podamos seguir creciendo y disfrutando, no podemos concebir nuestra actividad de otra manera. Crecer se crece a veces hacia afuera y a veces hacia adentro, y nos vemos en la situación adecuada para hacerlo en ambas direcciones.

Si hemos llegado hasta aquí es porque hemos recorrido un camino, un camino que no hemos hecho solos, sinó acompañados de clientes y colaboradores, personas a los que damos las gracias y de los que nos congratulamos de haber realizado este trayecto. Todos nos han aportado mucho por muy diversas y dispares razones y circunstancias, no siempre entendidas en el mismo momento. Nosotros buscamos aportar mucho, todo lo que podemos, en cada proyecto, en cada consulta, en cada circunstancia y en cada contacto. A todos ellos y a todo el mundo nuestros mejores augurios y el deseo de mucha prosperidad para este nuevo período anual que empieza mañana.