Gestión + Comunicación

En Innodus creemos firmemente que la empresa se afianza sobre dos pilares: la gestión y la comunicación. Gestionar significa mantener todo el flujo interno, producción, administración, reservas financieras, de material o de personal, en un ritmo óptimo. Comunicar significa poner todo éste material en contacto con el exterior, promocionar, explicar, crear documentación, exportar y vender, generar una corriente de opinión.

La gestión es un procedimiento analítico, la comunicación es un proceso intuitivo.

De nada sirve producir el mejor producto del mundo, tener la mejor gestión de producción, de stocks, de desarrollo, de mantenimiento, de personal, si luego no sabemos como vender ese producto, si no sabemos cómo darlo a conocer, cómo explicar su uso o funcionamiento, si no sabemos gestionar la demanda y sus ventas. Al revés sucede lo mismo, podemos estar ofreciendo el mejor producto del mundo, explicado de la manera más atractiva, si depués no hay una buena gestión de su fabricación y distribución no podremos atender la demanda.

La dificultad entre estos dos pilares, gestión y comunicación, es que al ser de naturalezas distintas es difícil atender ambos con la misma eficacia, para aquellos muy analíticos es díficil comprender la comunicación, para los que son muy intuitivos es difícil estructurar la gestión.

Es por ello que desarrollar la comunicación actual, sea basada en catálogos y documentación en papel o en una web completa como fórmula de negocio, es un proceso que requiere un trabajo cuidadoso pues significa afrontar la creación de una herramienta multimedia, de un medio multidisciplinar que representará a todos los sectores y niveles de la empresa.

Toda esta nueva dinámica de negocio que nos dirige hacia el mercado digital en el que mejorar nuestros procesos y optimizar nuestros flujos de trabajo es un atractivo discurso muy en boga. Este nuevo ideario es muy claro, pero activarlo exige una planificación ordenada que no alargue los tiempos de implantación y desarrollo. Las compañías de nuestro país requieren usar herramientas potentes pero económicas, que mejoren el rendimiento por encima de típicas aplicaciones de ofimática y que estén basadas en estándares abiertos y sólidos, quizá menos glamurosos pero sin duda más rentables. Para ello hacen falta profesionarles que puedan conjugar el arte de unir lo analítico con lo intuitivo.